Día de revolución

Noticias de Gipuzkoa. Mikel Urrutikoetxea sintió en sus carnes la soledad del corredor de fondo, del deportista individual, que aprieta en la cancha como una cizalla. Y no suelta. Es la crueldad del Manomanista: todo o nada, una sola carta. Lo recordó días antes el vizcaino, ante las preguntas que rondan a un primer partido en una modalidad en la que apenas se juega mes y medio en todo el año. El delantero de Zaratamo, campeón en 2015, lo vivió en su interior ante Jokin Altuna, un tipo mágico que parece afrontar cada partido como un reto nuevo, con más que ganar que perder. Es una cuestión de honestidad, la del bravo experimentador, la del que busca algo más. El amezketarra ya fue semifinalista en 2016.

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