Deia. La lógica y la hemeroteca dicen que no hay partido pequeño cuando Jokin Altuna y Aimar Olaizola, dos pelotaris con mayúsculas, saltan al frontón con ganas de guerra. Si el choque en cuestión mide además a uno y otro apenas dos meses después de que ambos cruzaran sus caminos en una final del Manomanista que hizo suya Altuna III por 14-22, el espectáculo se antoja garantizado. Con ese pensamiento bien interiorizado acudieron los pelotazales ayer al Ogueta de Gasteiz, donde la teoría saltó por los aires a las primeras de cambio. El partido central del desafío vinícola Homenaje rosado, en la apertura de la clásica feria de La Blanca, quedó reducido a la mínima expresión por culpa del joven de Amezketa, quien se encargó de echar por tierra los ánimos de revancha con los que Olaizola afrontaba el duelo al imponerse por un contundente e inesperado 22-5.
Altuna anula la revancha
