El guipuzcoano encadena su tercera final consecutiva del Cuatro y Medio tras haber estado a punto de no participar en el torneo por una lesión en San Mateo
Diario La Rioja. Existe una raza de pelotaris tocados por una gracia especial. Delanteros, casi todos ellos, llamados a marcar una generación, a revolucionar la pelota, a batir récords y dejar para la historia una impronta de juego y títulos. Jokin Altuna es uno de esos elegidos. Su nombre ya está escrito en el olimpo de los frontones. Su genio y su capacidad de resolver en milésimas de segundo las complicadas ecuaciones que se presentan en cada tanto del Cuatro y Medio le han convertido en una referencia.