El de Lizartza agradece enormemente el saber cuándo jugará los próximos tres meses, sin la angustia de tener que mirar todos los lunes la cartelera
Gara. Aunque echando un vistazo por la ventana cueste creerlo, no hay temporal que cien años dure y eso es lo que Erik Jaka está comprobando en su aterrizaje en la elite del cuadro manista profesional. Inoportunas lesiones, obstáculos y enormes disgustos personales parecían conjurarse para frenarlo cada vez que al de Lizartza se le abría una oportunidad de jugar con los mejores, hasta esta segunda parte de 2019 en la que parece perfectamente asentado con un brillante Cuatro y Medio en el que llegó hasta semifinales y un comienzo del Parejas inmaculado hasta la fecha.