El dictamen del club de las txapelas

Logo Noticias de Gipuzkoa

Los campeones del Manomanista, entre los que se notó la falta del fallecido Gallastegi, no tienen favorito claro

Noticias de Gipuzkoa. El alma es un hogar donde cada uno reside. El alma no se calienta por el sol que rasga la horizontalidad de las autopistas y el mercurio que salta. Al alma le hacen falta troncos y fuego para que el cuerpo se caliente. El alma transita entre ardor selvático y la gelidez antártica. El alma es un hogar con las ventanas abiertas y una chimenea con hambre lobuna. A todas horas, el estómago le cruje. A la comida de campeones del Manomanista le faltó la chispa de Miguel Gallastegi. Su estío. No hay un calor más generoso que el que nace de las entrañas, que extrañan lo pasado, y lo pasado de la pelota a mano se escribió en la piel de cuero de Don Miguel, leyenda moderna. El exzaguero de Eibar, fallecido este pasado mes de enero a los 100 años, era uno de los fijos del restaurante Maipu de Sondika, pero ayer se le echó en falta. Su llama sigue refulgiendo en los libros de historia y en el corazón del Universo Pelota, que late con ardor febril.

Leer más

Entrada anterior
“Veo una final igualada y buena”
Entrada siguiente
Los campeones, a la expectativa