El gol del cojo (o casi)

Altuna III y Martija ganaron el Parejas, con el zaguero requeante después de vaciarse y el delantero depredador mientras Laso, también herido, era pura rabia y lamentación al final

SI estuviese permitido aplicar el realismo mágico del deporte a partidos así uno diría que la final del Parejas disputada ayer en el frontón Bizkaia se jugó, antes de con tacos y esparadrapos en las manos, con guantes de boxeo, con dos púgiles como Laso y Martija malheridos; que la escapada de Unai Laso y Ander Imaz (11-17) fue cazada en la recta de meta por las poderosas pedaladas de Jokin Altuna y Julen Martija con el 22-20 final; que Martija salió de vestuarios para marcar el célebre gol del cojo, que Laso intentó lo propio y que ambos estuvieron en un ¡uy! de lograrlo; que hubo tantos como el 7-7, por ejemplo, que parecían disputarse en Roland Garros, con los contendientes tirándose por los suelos o que hubo récords que no cayeron por milímetros, los que separan la piedra del metal. El frontón era una fiesta cuando cada pelotazo cruzaba la cancha como un misil tierra-aire, era un aplauso y un ponerse en pie en tantos largos como un viernes de vigilia, en paradas, voleas, ganchos o zurriagazos que llegaban al rebote y pelotas que se llevaban de allí mismo, desde el infierno a la pared. El paso del tiempo convertirá esta final en leyenda, en uno de esos encuentros de los que se podrá presumir, cuado se recuerde, con un «yo estuve allí».

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