Diario de Noticias. Danel Elezkano se miró al espejo y dijo que era el momento de ser él mismo, que el reflejo que le devolvía era distinto, ni peor ni mejor, pero sí distinto, en el que no se reconocía al verse. El zaratamoztarra se abrazó a una reconversión cargada de honestidad: la de no transformarse por nada del mundo, ni por las circunstancias; es decir, ser uno mismo. Esa esencia que habitaba en su interior, como él mismo reconoce, estaba dormida en las primeras semanas de traqueteo del Parejas. Se necesitaba a sí mismo y sentirse cómodo en su pellejo, ese que le convirtió en campeón de la especialidad en 2019. Era lo que tenía que hacer. Y lo hizo a medida que avanzó la primera vuelta. Ayer lo volvió a clavar.
Dejen paso a la tormenta
