El delantero de Amezketa, con la derecha muy tocada tras la final del Cuatro y Medio, se entrega al masaje para tratar de llegar al primer duelo del Parejas, el día 30 en Eibar
En el tanto siete a Jokin Altuna le estalló la mano derecha. Una pelota se le clavó con saña. Le mordió la carne. Campeón de cuerpo entero, el delantero de Amezketa apretó los dientes y esperó que la morfina provocada por la adrenalina de un partido majestuoso, duro, agonístico y único le concediera la tregua necesaria para jugarse la txapela del Cuatro y Medio en un instante.
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