El delantero amezketarra se recupera de un inicio incómodo para meterse en la final de la Blanca junto a Rezusta ante Zabala-Martija
Incómodo. Jokin Altuna arribó este martes al Ogueta de Gasteiz sin la fluidez habitual en el bisturí. Cirujano en el remate, el inicio de la segunda semifinal de la feria de La Blanca veía todo en blanco y negro. Una fotografía en sepia con los bordes quemados. En la mochila, eso sí, el campeón del Manomanista porta una tonelada de oficio. De tal modo que, pese a los problemas de clarividencia, es capaz de solventar situaciones límite a base de entereza. Ante Javier Zabala y Julen Martija –suplente de Zabaleta–, además, se acompañó de un buen Beñat Rezusta para afrontar una eliminatoria dura y que tuvo vaivenes.
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