El navarro, tras conquistar el pasado Parejas, ha dado un paso adelante basado en la mejoría mental que le ha ayudado a convertirse en rematador
Diario La Rioja. Joseba Ezkurdia se parecía a la selección española de fútbol. Siempre en cuartos, siempre con buenas sensaciones y siempre eliminado. Un muro invisible e insalvable dejaba al de Arbizu con la angustia y el desamparo propios de los perdedores. «Se me quitaban las ganas de ir a entrenar. Son golpes muy duros. Ves que que estás ahí pero no consigues ganar, se te escapan siempre los partidos importantes. Me da rabia porque entrenando me veía bien, hacía todo bien, pero luego el esfuerzo no se reflejaba en la cancha», recuerda el navarro. Ezkurdia necesitaba un plus y lo encontró no en el gimnasio, sino en la consulta de un psicólogo. Porque a la pelota se juega tanto con las manos como con la cabeza.