Erik Jaka vivió una mala tarde ante Jon Jaunarena. La tensión se apoderó de él. En el duelo dentro de la jaula estaba en juego el billete para entrar en el Cuatro y Medio de Primera. Y se vino abajo en el inicio. Después, con todo en contra, estuvo a punto de tumbar al delantero de Leitza, pero ya era tarde. Que no tuviera hueco en la parrilla de salida de Aspe del acotado fue un daño colateral del cambio de sistema promovido por las empresas, que recortaron de ocho a seis el número de pelotaris en liza por bando. Aquel día, vio cómo se escapaba un tren. En el torneo de Promoción le ha llegado otro, a la segunda, o a la tercera, ya que repetirá como finalista del Cuatro y Medio de plata mañana en Logroño. El curso pasado se le fue el partido entre los dedos ante Gorka Esteban. El tobillo le pasó factura.