Retegi I y Lajos jugaron la primera en 1970, mientras que Retegi II y Galarza III disputaron siete entre 1983 y 1993
La final del Manomanista de 2022 se recordará, entre otras cosas, por ser la primera disputada en territorio navarro, fuera de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba. Desde que hace meses Baiko y Aspe dieron a conocer la sede del partido que decidiría el título, los pelotaris y los pelotazales navarros demostraron una querencia natural reflejada en sus declaraciones. Hay quienes la veían como la oportunidad propicia para quebrar el reciente dominio guipuzcoano, reflejado en cuatro txapelas consecutivas y cinco de las seis últimas: dos de Irribarria (2016 y 2019), dos de Altuna III (2018) y 2021) y una de Jaka (2020).