Oinatz Bengoetxea y Mikel Larunbe ascienden con su quinto triunfo, el segundo esta semana, ante Urrutikoetxea e Imaz, inermes.
Noticias de Gipuzkoa. El Parejas es un potro de tortura, largo como un día sin pan, como una maratón cuesta arriba, como dormir en la cama de un faquir. El Parejas es una cizalla a la que cuesta cogerle el pulso, a veces tanto que, cuando se acompasan los latidos, el tren ha pasado por delante como una exhalación. El tiempo, que es caprichoso, se dilata o se contrae, juega con el torturado. Son cuatro meses en mazmorras. Dieciséis semanas en galeras, remando escuchando tambores. La mayoría de las veces, contra el viento, escupiendo hacia arriba. Eso es el Parejas: una tortura larga y a la que cuesta tomar el ritmo. Mikel Larunbe aterrizó en el Labrit de Pamplona buscando el hilo con el que volver a coser la realidad, el que le devolviera la fe en el camino recto, que le evitar el tiempo de feria y perpetua noria. Que le evitara el mareo de estar un día muy arriba y sufrir al siguiente. A su lado, Ander Imaz, experto en sobriedad, sin estridencias, suplente reconvertido sin nada que perder, se acodaba con los lugares comunes.