El de Amezketa y Rezusta se impusieron por 22-13 en una final decidida con el 9-2 del arranque ante unos Artola e Imaz que nunca se rindieron
Cuando Jokin Altuna está inspirado, limitarse a sentarse y aplaudir es una tentación demasiado grande. Obviar el trabajo de Beñat Rezusta como simple «zaguero de Altuna» sería injusto, porque los zurdazos del pelotari de Bergara pusieron a Imaz contra las cuerdas, o contra la pared de rebote en Ogeta en la final del Torneo Virgen Blanca, pero es que la facilidad y destreza con las que Altuna manejó el partido fue digna de admiración y ovación cerrada. Por algo, aparte de ganar la final con Rezusta, también se llevó el premio al mejor pelotari.