El espíritu de supervivencia de Jokin Altuna le permite sumar el primer punto en un enorme partido en el que un gran Darío Gómez lo tuvo contra las cuerdas llegando a adelantarse 13-19, pero lo dejó escapar
Apenas han pasado tres semanas de la final del Parejas y, en el mismo escenario, esta vez sin un Martija en el que apoyarse, Jokin Altuna volvió a tirar de ese aparentemente inagotable espíritu de supervivencia, de ese gen ganador que separa a los buenos deportistas, pelotaris en este caso, y los elegidos, para sumar su primer punto en la liguilla de cuartos de final. Darío Gómez, un gran manomanista, lo exprimió, lo tuvo contra las cuerdas cuando llegó a adelantarse por 13-19, pero se equivocó enviando una dejada bajo chapa y, como él mismo afirmó al terminar el partido, dejó la puerta abierta cuando tenía al pájaro enjaulado, y este voló.