Sin perejil no hay salsa

Deia. Es imposible imaginar Tiburón, Indiana Jones o Parque Jurásico de Steven Spielberg sin la magia musical de John Williams. Es innegable la aportación de Ennio Morricone a la Trilogía del dólar de Sergio Leone –con la inestimable ayuda de los pulmones de Kurt Savoy en el icónico silbido–, a la estupenda Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore o a la genial Los odiosos ocho de Quentin Tarantino.

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