Noticias de Gipuzkoa. Y la sorpresa, no tanta, se hizo carne. Lo dijo Olaizola II hace tiempo. Se construyó en el frontón Bizkaia de Bilbao, coronando a un peón con alma de artista en territorio de monarcas. Fue un delirio artúrico de Jokin Altuna en lo alto de un volcán repleto de sentencias. Su pelotazo por la pared fue el águila que le mordió el costado a Prometeo, al que le despedazaba, día a día, atrapado en el tiempo.
Altuna, en la cima del Manomanista
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