Deia. Iker Irribarria, delantero de prodigiosa pegada y alma de campeón, sacó a relucir todo su arsenal para llevarse una preciada txapela que no vislumbró un ganador claro hasta el último suspiro. La final que albergó un engalanado frontón Bizkaia, no en vano, estuvo presidida por una indestructible igualdad y una exigencia solo a la altura de auténticos guerreros como los que se vieron las caras ayer en una contienda que hizo vibrar a la afición pelotazale, que vio cómo Irribarria se adjudicaba la ansiada txapela meritoria remontada mediante.
Iker Irribarria: “Esta txapela es la guinda al campeonato”
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