Aitor Aranguren, cuya presencia este domingo en Bilbao no corre peligro por el golpe recibido en el anular de la mano derecha, se conjura para alcanzar el ‘play-off’ tras un Parejas complicado
Aitor Aranguren alza la mano derecha y la muestra con una sonrisa. “Fíjese, es el mismo dedo, el anular, pero de la otra mano”, describe. En la izquierda recibió un golpe que acabó en fisura, de modo que lleva jugando con un dedal protector desde el cuarto partido del Campeonato de Parejas de Primera. Por el momento, su presencia en el encuentro de este domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao ante Artola-Mariezkurrena II, que cierra la antepenúltima jornada de la liguilla de cuartos de final, no corre peligro. El pasado domingo, en el Astelena, se hizo mucho daño en el de la diestra en los últimos compases. “He ido al fisioterapeuta y tengo un buen golpe, pero no está roto. Recibo bastante castigo y malos golpes, porque voy hacia adelante a por pelotas complicadas. Son gajes del oficio”, sentencia el guardaespaldas de Aginaga, cedido por Baiko durante el torneo para fortalecer la zaga de Aspe.
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