Era de esperar con dos parejas de la misma empresa y sin quejas por ninguno de los bandos, la lección de material de cara a la final del domingo se convirtió en un mero trámite, básicamente protocolario en el que los protagonistas se dedicaron palabras de elogio
Gara. Elegidas el pasado 15 de marzo de entre las 20 que le presentaron Jon Apezetxea y Rubén Beloki, intendentes de Aspe y Asegarce, las diez pelotas que Martín Alustiza apartó y ha guardado celosamente en su casa desde entonces no sirvieron esta vez para calentar una final que no necesita de polémicas para resultar atractiva. La calidad de los cuatro contendientes, la novedad de tres de ellos en este tipo de partidos –es la primera final de Elezkano y Ezkurdia, y ya son cinco años sin ver a Zabaleta en una final–, y el gran gusto que dejaron las semifinales en el paladar de los pelotazales son atractivos más que suficientes para que el Bizkaia se llene este domingo en una final que se presenta muy abierta. De ahí que el evitar colgar con ese siempre incómodo cartel de favorito fue la única desavenencia, si se le puede llamar así, en una elección muy cordial.