En cuanto el juez dio como falta de saque de Altuna el último tanto, Elordi alzó los brazos como campeón. Se fue al ancho, buscó entre el graderío, y antes de ir a por la txapela o atender a los medios, pasó la cinta de seguridad y se fue como un rayo al fondo de la grada para abrazarse a sus padres y su abuela Begoña.