El frontón Bizkaia contempló, con asombro, cómo el bachiller sobrepasó con precisión y fuerza al catedrático
Deia. EN aquel tanto, que no era uno cualquiera sino el 13-14, a orillas de la remontada, Jokin Altuna estaba en ultratumba. Hasta allí le había llevado el desatado oleaje de Aimar Olaizola atizándole de babor a estribor y de arriba a abajo y él embraguetado en la resistencia.