Diario de Noticias. La velocidad es un factor diferencial en la pelota. El que mete ritmo al juego, domina y con el mando, gran parte del tanto empieza a caer a favor. Fácil de decir pero tremendamente complicado de ejecutar. Joseba Ezkurdia y Julen Martija fueron capaces de dar con esa tecla. Vivieron uno de esos días extraños en el deporte, en los que lo planeado sale a la perfección y el guion traído de casa se cumple desde el principio hasta el final. Los pelotaris de Aspe dirigieron los compases del encuentro y siempre se jugó a lo que ellos quisieron. La muralla erigida por Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea solo aguantó hasta el 7-7 iguales. A partir de ahí, los golpes continuos asestados por Ezkurdia y Martija crearon fisuras en la defensa colorada y el hueco en el marcador creció. 900 pelotazos después y tras casi hora y media de trabajo, llegó el 13-22 y con él una txapela lograda con dominio, pero no exenta de sufrimiento.
Ezkurdia y Martija, campeones del Parejas
