Ganó su primera txapela del Parejas en un frontón vacío por la pandemia, y dos años más tarde regresa para vivir un duelo «increíble»
La pandemia arrebató a Julen Martija las sensaciones que rodean a una final del Parejas hace dos años. El zaguero navarro se caló la txapela junto a Ezkurdia en un frontón vacío. «Gané, y no había nadie en la grada. Todo fue muy extraño». Es más, jugó el último partido de semifinales un viernes y el choque cumbre fue un martes. «Fácil de gestionar no fue. Resultó todo un poco raro». Esta vez, el de Etxeberri tendrá la oportunidad de experimentar una verdadera final. De hecho, a lo largo de estas dos semanas desde que se clasificó ya está viviendo emociones diferentes. «Y con 3.000 personas en las gradas, entre ellas tus amigos y familiares, va a ser increíble». Será la primera vez que salte a la cancha con una grada abarrotada y en un ambiente cargado, «y habrá que ver qué tal estoy ese día porque todo influye».
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