El de Amezketa considera que la clave del encuentro estuvo en la tacada inicial que logró abrir contra Rezusta
El Correo. Jokin Altuna era ayer un hombre feliz. Llegó a la sala con su trofeo de campeón, con la txapela calada, además de la camiseta colorada que vestirá a lo largo del año. «Estoy muy feliz. Todo me ha salido perfecto», señaló. Desde que saltó a la cancha para calentar tuvo «muy buenas» sensaciones, «incluso mejores de las que tuve durante el día porque la pasada noche no dormí muy bien. Siempre tienes esas mariposas en el estómago», admitió.