En su partido más completo, dejó sin efecto la epopeya de un Aimar que difícilmente puede jugar más
Gara. Un Aimar Olaizola otra vez excelso, no se puede jugar más en condiciones tan adversas, puso en serio peligro su mejor partido –técnica y tácticamente– en tiempos, pero lejos de encogérsele el brazo, Danel Elezkano se sacudió su vértigo, miró a los ojos a un pelotari en vena como el goizuetarra y, con una cortada al txoko desde el dos y medio, consiguió el quinto punto para una pareja en clara trayectoria ascendente y en la que la química comienza a notarse, también en un juego más acoplado.