El de Arama opta por reservarse su opinión, mientras que Artola considera que «no hay pelotas para quejarse» de cara al partido del sábado en el frontón Labrit
El Correo. Hay veces que los silencios lo dicen todo. En la elección de ayer en el frontón Labrit de Pamplona, Iker Irribarria prefirió no valorar el material. Evitó dar explicaciones y optó por guardarse su opinión con respecto a uno de los aspectos que puede marcar un partido. A falta de cuatro jornadas para la finalización de la segunda vuelta de la liguilla del Parejas la presión cada vez es más grande para las combinaciones que se encuentran en una situación delicada, y el de Arama y Rezusta necesitan una victoria como el comer para encauzar su trayectoria y apuntalar la sexta plaza que les permitiría jugar el play-off.