El Correo. El Parejas vivió la pasada jornada como un caballo desbocado. Sin poder sujetar las riendas y descontrolado. Con dos partidos que desembocaron en el estuario del 21 iguales. Un hecho que en esta etapa convulsa de la pelota a mano no se había producido. Estos apretados resultados que se han repetido a lo largo de la historia sirven para mantener el interés y la emoción.
Elezkano II, un puntillero de raza
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