El campeón manomanista tuvo que aguantar pitos y abucheos continuos, inexplicables e injustificables desde que salió a calentar de una parte del graderío
Jokin Altuna, vigente campeón manomanista, terminó dolorido la madrugada del martes al miércoles en el Labrit. En lo físico, porque se llevó un costalazo tremendo en la dejadita del 15-15 y terminó con el hombro izquierdo muy cargado. Anímicamente, porque todas las derrotas escuecen. Pero sobre todo, por el ambiente inexplicablemente hostil que se encontró en el Labrit. Y no es la primera vez. “Igual en vez de escribir sobre el partido, también podéis escribir sobre el ambiente que hay en el frontón. Me da asco jugar aquí”, comentó el amezquetarra en los vestuarios del Labrit, visiblemente enfadado con la circunstancia.