A sus 25 años, el de Zenotz jugará este domingo su primera gran final frente a un Altuna que le supera en experiencia y al que espera en la mejor condición posible
Antes o después, Peio Etxeberria estaba llamado a disputar una gran final. La andaba rondando desde hace tiempo. No en vano, esta es la tercera vez consecutiva que ha alcanzado las semifinales del Cuatro y Medio, una barrera infranqueable para el navarro hasta este año. Como apunta en su charla con este periódico, “los momentos no se eligen, van llegando”. Y el suyo ya está aquí. Una vez en la final, el objetivo es ganarla esté quien esté enfrente. En este caso, el tricampeón Jokin Altuna, de quien no se fía. “Por mucho que diga que no está al cien por cien, yo lo siento mucho pero no me lo creo”, señala el joven delantero de Zenotz (25 años), deseoso de dedicar la txapela a su retoño, el pequeño Peio, que el domingo 19, el de la final, cumplirá cuatro meses.